7-11-2012.
Iniciamos la ruta en todoterreno (se podría hacer con precaución en automóvil ordinario) partiendo del caserío de Noguero.
A la entrada de éste se halla la iglesia de San Pedro Apóstol, capilla de Casa Choncoll.
Unos metros más adelante encontramos el pilaret de San Medardo.
Al otro lado de la carretera, aunque usada como redil, aparece la iglesia de San José (o San Juan) de casa Mora, del siglo XVIII.
Continuamos en dirección a Badía para desviarnos más adelante a la izquierda en un cruce del que salen dos pistas. La de la izquierda nos conduce a la deshabitada casa de Las Bardellas o las Vernedas, conocida también como casa Gordo.
Junto a la casa hay un gran pozo circular.
En los bajos de la casa está la capilla de San Miguel, sólo reconocible al exterior por su portada. Se trata de una interesante portada del románico tardío, dovelada, enmarcada por una primera arquivolta decorada con bolas y dientes de sierra, en parte desaparecidos, y otra exterior sostenida por dos sencillos capiteles. Muy probablemente procede de alguna otra construcción pues la casa en que está integrada es de época muy posterior.
Regresamos atrás para coger la otra pista que hemos dejado hasta que poco más adelante unos cien metros a la izquierda nos queda la habitada Casa Saldaña.
Casa Salaña tiene también una capilla en los bajos de la casa, fechada en 1702. Los propietarios la cuidan con interés.
De vuelta a la pista principal continuamos hasta que ya en las proximidades de Casa Puimás nos queda a la izquierda un pilaret.
Unos metros más adelante, a la izquierda, aparece un pozo enorme del estilo del que hemos visto en Las Bardellas.
Casa Puimás, que se nota fue importante, está en estado ruinoso.
Siguiendo la pista llegamos a Casa Pericó sobre la cual se han levantado hace unos años unos almacenes de uso agrícola. Junto a la pista se conserva las ruinas de la capilla de Santa Ana, que tenía una interesante portada con dovelas de arenisca esculpidas, que se van deteriorando cada vez más.
Los propietarios guardan alguna de las dovelas y una placa de piedra grabada, que según ellos no procede de la iglesia sino de la casa.
No he conseguido descifrar la leyenda de la placa, a cuyo deterioro normal hay que añadirle que fue tiroteada por los milicianos en 1936. La imagen podría ser la de la Virgen por el Niño, pero dada la titularidad de la capilla tal vez sea Santa Ana con la Virgen o una genealogía con los tres.
Pasado Casa Pericó, hemos cruzado el barranco de San Juan que atraviesa la pista y que llevaba una importante cantidad de agua tras las últimas lluvias caídas. Se trata del mismo barranco que en Montañana se une al de San Miguel. Poco más arriba hemos disfrutado de excelentes vistas sobre el valle y las diversas casas que hemos ido visitando.
Poco después hemos desviado a la izquierda por una pista en subida que nos ha conducido al caserío de Colachoa, en el que se aprecian nuevas viviendas e instalaciones ganaderas.
Algo apartada de las casas está la pequeña capilla de San José.
Descendemos hacia la pista que seguíamos y pronto hemos llegado al caserío de Llera, importante conjunto de construcciones de diversas épocas y que ha conocido tiempos mejores.
Junto al patio principal está la capilla de San José, en la cual aún se puede leer en la clave de la portada el nombre del propietario y el año de construcción: «Año 1751. Pedro Vernié».
Sobre la portada se hallaba incrustado en el muro un sillar con un «lauburu» en posición invertida, que ha desaparecido. Puede verse en esta fotografía que tomé en 2002.
Seguimos hacia Soliveta. Con cuidado, pues bien puedes pasar junto a lo que queda del pueblo y no verlo entre la espesa vegetación que lo envuelve. El estado de deterioro es cada vez más avanzado. De la antigua escuela se han llevado el arco de entrada en el que se leía «PEDRO BERNIÉ, AÑO 1453». El año indudablemente era erróneo, posiblemente correspondería a 1753, época similar a la de la fecha de la capilla de Casa Llera, donde aparece el mismo propietario.
En una casa frente a la escuela aún hay una ventana con el dintel esculpido con una cruz entre círculos.
Es toda una experiencia intentar entrar en la iglesia románica de San Pedro de Soliveta. Armados de fuertes bastones y tijeras de podar conseguimos hacernos paso hasta la portada. No se puede penetrar en el interior porque se ha hundido hace poco la bóveda y los escombros impiden el paso, aunque aún conseguimos tomar unas fotos de refilón.
Aproximarnos al ábside a través del cementerio fue tarea imposible. Haría falta un ejército de avezados leñadores con potentes motosierras para conseguirlo.
Cercano a la pista, aún dejamos Colls y casas cercanas para otro día.