Se encuentra tres kilómetros al sur de Schäbisch Hall.
El monasterio benedictino de Groβcomburg fue fundado en 1078 y sus dependencias constituyen un magnífico conjunto con las fortificaciones que lo rodean.
El fundador fue el conde Burkhard II de Comburg-Rothenburg. En 1488 el monasterio fue transformado en una fundación caballeresca adquiriendo el complejo desde entonces el aspecto de una fortaleza. En 1802 se suprimió la fundación y pasó a ser residencia del príncipe Paul de Württemberg.
La actual iglesia (San Nicolás) es barroca tipo salón (1706-1715).
La abadía conserva sus torres románicas intactas.
Así como la capilla románica de St Erhards.
Y algunos fragmentos esculpidos de la misma época.
Pero la visita a la abadía se justifica por sí sola porque conserva dos obras románicas excepcionales.
La primera de ellas un Antependium (frontal de altar) de cobre dorado, que consta de 12 paneles con los Apóstoles y en el centro un Cristo en el juicio final. Fue donado por Hartwig, tercer abad del Monasterio y fue construido en las dependencias del mismo Monasterio.
El segundo es una excepcional lámpara románica (1139) y antependio de cobre dorado de la misma época con Cristo y el apostolado.La lámpara en forma de rueda y con doce torretas representa la Jerusalén celestial. Se conservan otras dos lámparas similares, una en la catedral de Santa María de Hildesheim y la otra en la Capilla Palatina de Aquisgrán. Son las más notorias de esta época.
La de Hildesheim es de enormes dimensiones y vulgarmente se la conoce como la Araña de Hezilo, que fue el obispo que la donó cuando restauró la catedral. Data de 1061 Es la más antigua y más grande de las tres.
La de Aquisgrán siguió el mismo modelo. A ésta se la denomina la Araña de Barbarroja, pues fue Federico I, así apodado, quien la donó.
Como las otras dos la lámpara de Groβcomburg es una representación visual de la Jerusalén Celestial descrita en el Nuevo Testamento -Apocalipsis XXI-, donde el pueblo de Dios llegará a vivir en paz.
El candelabro es de 48 candelas y una vez al año celebran la misa con su única iluminación, al modo que se hacía cuando se construyó.
A mí particularmente me causó una mayor impresión que las otras dos.
No hay que irse de Groβcomburg sin seguir su camino de ronda que ofrece excelentes vistas.