La basílica de la Santa Sangre está situada en la plaza del Burg. Se accede a ella a través de una extraordinaria fachada de transición gótico-renacentista.
Fue construida para albergar la reliquia de la Sangre de Cristo traída por el conde de Flandes tras la segunda cruzada.
Consta de dos partes. En el piso superior es donde se halla la reliquia. La original obra románica fue sustituida por la actual en el siglo XV. Pinturas decimonónicas la decoran.
La planta inferior constituye la capilla de San Basilio, que conserva su aspecto románico con grandes pilares cilíndricos en el primer tramo, más estilizados hacia el presbiterio, y que sostienen bóvedas de arista.
Una puerta comunica con otra pequeña capilla, situada a un lado. En el dorso de dicha puerta hay un tímpano esculpido donde se representa un bautismo.
Aunque de época tardía (se suele fechar hacia 1300) conserva todo el sabor del románico.
La escena es normal en una iglesia dedicada a San Basilio, pues este padre de la Iglesia Oriental tuvo como ejes de su pensamiento el misterio de la Trinidad y el bautismo como inserción en la vida trinitaria: “Mediante el bautismo el hombre se configura en Cristo, …, se hace espíritu porque nace del Espíritu …”.
En la escena la intervención directísima del Espíritu Santo en el bautismo expresaría la frase citada.
La interpretación usual es que se trata del bautismo de San Basilio. Ignoro si puede haber algún documento o prueba que así lo atestigüe. Si no es así, creo que caben otras interpretaciones: ¿por qué no puede ser el bautismo de Cristo? La representación del río valdría tanto para Jesús (el Jordán) como para San Basilio (el Iris en Asia Menor).
La reliquia de la Santa Sangre es sacada en procesión el día de la Ascensión, tras una misa tridentina. Toda Brujas se engalana mientras centenares de figurantes de todas las parroquias y cofradías desfilan por la ciudad.