Santo Adriano de Tuñón
Tuñón está al sudoeste de Oviedo, no lejos de la capital.
Esta iglesia lo fue al principio de un monasterio fundado por Alfonso III en 891, aunque pronto debió resultar dañada y sufrió una gran transformación a comienzos del siglo XII, como indica una lápida con la fecha de 1108 incrustada en el interior.
Es una iglesia de planta basilical de tres naves con tres ábsides. Las naves están separadas por cuatro arcos de medio punto sobre pilares sin impostas. Las naves están cubiertas por techumbre de madera y las capillas de los ábsides por bóveda de cañón.
Cada ábside tiene una ventana de medio punto con celosía.
Sobre el ábside central está la cámara secreta que se abre al exterior mediante una ventana geminada con dovelaje de ladrillo y, caso atípico en Asturias, abierta también a la nave central.
Se ilumina la nave mediante tres ventanas a cada lado situadas sobre las naves laterales. Se cierran mediante celosías reconstruidas.
Lo más interesante de la iglesia son las pinturas del ábside central con alegorías del sol y de la luna, un friso de almenas y otro de flores, temas orientales traídos por el Islam.
Estos temáticas son las que hacen suponer aquí las presencia de maestros mozárabes.
El aparejo es de mampuesto y sillarejo con cantoneras.
Hay también una estancia añadida en el muro sur, que hace de sacristía. En el muro norte debió haber otra estancia similar, pero hoy ese lugar lo ocupa el cementerio.
Sufrió reformas en los siglos XVII, XVIII. En el siglo XX hubo dos procesos de restauración durante los que se le quitaron añadidos, pero quedan toda la zona oeste con el nártex y la espadaña que no corresponden a la construcción original.
En el año 2008 se ha efectuado una reciente reforma, incluyendo la protección de las pinturas, siendo revocados la fachada oeste, el nártex y la espadaña, o sea los añadidos.