La Cámara Santa. Catedral de Oviedo.
Se atribuye su construcción a Alfonso II.
Tiene dos plantas.
La inferior es conocida como cripta de Santa Leocadia. Los enterramientos de la época original nos demuestran que tuvo funciones funerarias. Es de una nave cubierta con bóveda de cañón, que arranca de un zócalo que sigue tres lados de la capilla. Una pequeña ventana ilumina la cabecera.
La superior sería una capilla dedicada a San Miguel donde se guardaban las reliquias. La importancia de éstas la convirtieron en uno de los más importantes centros de peregrinación del mundo cristiano.
Esta capilla superior en el siglo XII fue transformada elevando su altura y sustituyendo la cubierta de madera de la nave por una bóveda sostenida por tres fajones. En las esquinas y a mitad de cada muro lateral hay parejas de apóstoles, que son una de las obras maestras del románico español.
Se han relacionado estas esculturas con el Maestro Mateo de Santiago, lo que no parece demasiado consistente, y también se las ha visto como imitación del Maestro de San Vicente de Ávila, pero últimamente cada vez se habla más de un Maestro de la Cámara Santa, totalmente distinto a los anteriores.
Como curiosidad en Santo Tomás, cuyo nombre está claro en el filacterio que porta, los ojos son dos zafiros azules.
Son también muy interesantes los capiteles que rematan las parejas de apóstoles.
En la pared oeste están incrustadas las cabezas esculpidas de Cristo, San Juan y la Virgen. No formaban parte de ninguna escultura completa sino que el resto de la escena era pintado. Los restos de pintura desaparecieron cuando dinamitaron la Cámara Santa durante la revolución de 1934.
La Cámara Santa sigue albergando, debidamente protegido, el Tesoro, en el cual hay las obras más relevantes prerrománicas y románicas de la orfebrería asturiana.
La más antigua es la Cruz de los Ángeles. Realizada en 808, se convirtió en el símbolo religioso-político del reino de Asturias. La recubren láminas y filigranas de hilo de oro. En los extremos de los brazos tiene pequeños relicarios. En el anverso hay 48 piedras preciosas con un gran granate en el centro. En el disco central del reverso hay un camafeo de ágata y en los brazos del reverso una inscripción dedicada a Alfonso II. Se llama de los Ángeles porque según la leyenda narrada en la Crónica de Silos (1115) fueron ángeles llegados como peregrinos quienes la labraron.
La Cruz de la Victoria la donó el Rey Alfonso III a la catedral del Salvador en 908. Había sido realizada por orfebres francos. Está recubierta de oro. En el centro se halla una cajita relicario. De los esmaltes y gemas que poseía han desaparecido muchas. En el reverso está la inscripción de donación del rey. Según la leyenda, el alma de madera sería la cruz que llevaría Pelayo al derrotar a los musulmanes.
La Caja de las Ágatas la regaló Fruela II en 910 a la catedral. Está hecha en madera de ciprés, árbol mediterráneo, inexistente en Asturias. Está recubierta de oro, a excepción de la base, que tiene una placa de plata. En los cuatro lados y en la tapa están los huecos para incrustar las piedras.
El Arca Santa, otra importante obra románica, sustituyó la antigua arca que contenía las reliquias traídas por mozárabes desde la España musulmana.
También se custodia en la Cámara Santa el llamado Cristo de Nicodemo, de márfil sobre cruz de plata, fechado a fines del siglo XI o principios del XII.
Tras los graves daños sufridos con la explosión de 1934, la Cámara fue restaurada a partir de 1939 por Luís Menéndez Pidal y el escultor Carlos Hevia.
La otra gran catástrofe sufrida fue un robo que tuvo lugar en 1977. El ladrón desmontó la mayoría de las piezas, perdiéndose muchas de ellas antes de su detención.