San Nicolás de Bari se halla situada en pleno casco antiguo de la ciudad. Consagrada en 1197, es quizás el edificio más representativo del románico en las regiones italianas del sudeste, Puglia y Basilicata.
Fue construida para albergar los restos de San Nicolás traídos desde Mira en 1087. Poco después el abad benedictino Elia ordenó la demolición del palacio del Catapano (nombre que recibía el antiguo gobernador bizantino) y de algunas pequeñas iglesias y capillas de los alrededores para empezar a levantar esta iglesia dedicada al santo.
Estaba entonces Bari en poder de los normandos cuya influencia se nota en el aspecto macizo y sobrio del edificio.
En la fachada principal, al oeste se abren tres puertas, correspondientes a cada una de las naves. A ambos lados de dicha fachada hay sendas torres, la del lado sur, más alta, es denominada torre del Catapano y hace las funciones de campanario.
La portada principal, en el centro, muestra la particularidad de que las columnas que sostienen el frontón no se apoyan en leones sino en toros.
Estos toros han perdido los cuernos, que probablemente no eran pétreos sino de algún metal.
Los portales laterales son más pequeños en consonancia a las naves a que dan acceso y su decoración, vegetal mayoritariamente, mucho más sencilla.


Por encima de cada portal hay un gran ventanal de medio punto y más arriba ventanas biforadas y un rosetón muy sencillo.
La nave principal conserva su estructura románica si bien los arcos renacentistas que la dividen rompen la armonía del conjunto.


En el presbiterio destaca el ciborio (o baldaquino) de principios del siglo XII.
Está sostenido por magníficos capiteles.
Al igual que el ábside central los laterales son también semicirculares, si bien está forma no se distingue al exterior pues toda la cabecera es plana.


Por encima de la nave principal se levanta un triforio que al parecer iba destinado a las mujeres a fin de que éstas pudiesen participar en el culto. La cubierta actual es de casetones pintados y dorados.
En el transepto derecho se guarda el altar de plata que fue regalado por el zar de Serbia para contener las reliquias de San Nicolás en 1319, pero que fue totalmente transformado en época barroca.
Bajo el presbiterio y el transepto se halla la cripta, la primera parte de la basílica en construirse. Un bosque de columnas de mármol sostienen capiteles mayoritariamente bizantinos. Columnas y capiteles deben proceder de edificios anteriores que se demolieron. La cripta además de al culto católico está también destinada al ortodoxo. No podemos olvidar que San Nicolás es el patrón de Rusia.
Los capiteles centrales se alejan del bizantinismo y los podemos considerar plenamente románicos. Tres de ellos son figurativos con representaciones de animales.
El cuarto ostenta decoración vegetal.
El ángulo noroeste lo ocupa la torre de las Milicias, que tiene la planta baja abierta con arcos al exterior.
Lo más destacado del muro norte es la portada de los Leones. Su decoración es eminentemente vegetal con muchos motivos agrícolas que se entremezclan con animales reales y fantásticos.
En la orla semicircular que rodea el tímpano se reconocen caballeros normandos, lo que ayuda a fechar la obra en la transición de los siglos XI y XII, época en que el dominio normando sobre la ciudad estaba consolidado.
Hay otra puerta con decoración mucho más sencilla en este muro.
La fachada del muro sur es muy similar a la del norte
También ostenta una puerta monumental, pero bastante deteriorada.
El otro portal de este muro es muy sencillo.
La fachada posterior es plana. En su parte inferior entre una serie de arcos ciegos se abren ventanas de medio punto.
Más arriba hay ventanas biforadas y el gran ventanal central, tal vez de origen bizantino, denominado de los elefantes porque es sobre dos de éstos que apoyan las columnitas que sostienen la arcuación exterior de la ventana.