Glendalough es un monasterio fundado por San Kevin en el siglo VI en un paraje boscoso junto a dos lagos. San Kevin en principio eligió para vivir como ermitaño una cueva junto al lago superior. Poco a poco la fama de santidad de San Kevin hizo que alrededor se formará una pequeña comunidad que posteriormente dio lugar al monasterio. Éste alcanzó su máximo esplendor en los siglos XI y XII. Saqueado varias veces por los vikingos y asolado por los ingleses en 1398, inició una fuerte decadencia estando en el siglo XVII todos los edificios en ruinas. A finales del siglo XIX algunos fueron restaurados.
La muralla que rodeaba el recinto ha desaparecido. sólo se conserva el acceso mediante una portada de doble arco.
Pasada la entrada hay grabada en un sillar una cruz protectora del santuario.
El lugar, tras la desaparición del monasterio, siguió siendo utilizado como lugar de enterramiento de los lugareños. También siguió siendo centro de peregrinaciones en las que se mezclaban el culto a San Kevin con supersticiones y rituales antiguos.
Entre las lápidas destaca la abundancia de cruces célticas.
Sobre las lápidas y cruces se yergue la torre redonda, que fue torre de guardia, refugio y campanario.
Con sus treinta y tres metros de altitud se ha convertido en el símbolo de Glendalough. Generalmente se piensa que su principal papel era el defensivo lo que en este caso no parece muy lógico dado que en el interior no había lugar para almacenar agua ni ningún tipo de servicios higiénicos, cosa que sí se da en muchas otras torres. La vigilancia y el aviso de cualquier acontecimiento a través de las campanas ubicadas en los cuatro ventanales de la parte superior serían sus funciones básicas a lo largo de los siglos. También se podían guardar en su interior objetos valiosos.
La construcción se fecha en el siglo XI. La cubierta cónica es fruto de la restauración de 1876 con materiales originales tras haber sufrido la caída de un rayo.
La puerta de la torre, como es habitual en todas las torres medievales se abre a considerable distancia del suelo -en ésta a algo más de tres metros- y únicamente era accesible con escaleras de cuerda o madera que se podían retirar en cualquier momento desde el interior. La puerta mira hacia la catedral.
La comunicación entre los pisos separados por estructuras de madera se realizaba mediante escaleras y trampillas que los comunicaban entre sí.
El aparejo es generalmente de sillares apenas desbastados de granito gris -mejor trabajados en la base- que alternan con esquisto micáceo. Para nivelar el terreno la torre se levanta parcialmente sobre un doble zócalo.
Queda algún mechinal en los que se apoyaban los andamios durante la construcción, pero la mayoría fueron eliminados durante la restauración.
La edificación más alejada del conjunto, situada a poniente de la torre, cerca del lago inferior, es la iglesia de Santa María.
Se supone que pudo ser la construcción más antigua datando de cuando empezaron a abandonarse las celdas primitivas situadas junto al lago superior.
Parece que esta iglesia estuvo destinada exclusivamente al uso de monjas.
El aparejo es de bolos de granito con algún rústico sillar en los ángulos y la fachada.
Las piedras mejor talladas son las jambas y el dintel de la portada situada al oeste.
Volviendo hacia el núcleo principal de construcciones aparece la Casa de los Priores. Su nombre proviene de la práctica de enterrar sacerdotes allí en los siglos XVIII y XIX.
Ha sido reconstruida con las piedras originales basándose en un boceto de 1779.
Es un típico edificio románico como muestra el arco que lo cierra por el este.
La puerta adintelada está al sur.
A alguno de los sacerdotes enterrados en este edificio se les atribuyeron poderes curativos. Unido esto a una tradición que afirmaba que también San Kevin fue enterrado aquí, convirtió este lugar en centro de peregrinación. Los devotos cogían tierra de las tumbas y se la aplicaban a llagas o heridas mientras cantaban oraciones.
El edificio mayor es la catedral.
A su lado se levanta la Cruz de San Kevin. Está tallada en un único bloque de granito. Algunos remontan su construcción al siglo IX.
La leyenda afirma que quien pueda abarcar con sus brazos el cuerpo de la cruz y tocarse los dedos de una mano con los de la otra volverá a Glendalough. Para quienes tengan más fe algunos afirman que podrán satisfacer todos sus deseos.
La catedral estuvo originalmente dedicada a San Pedro y San Pablo y mantuvo su rango hasta que Glendalough en 1214 fue unido a la diocesis de Dublín.
Fue construida en varias fases a partir del siglo X hasta comienzos del XIII.
La fase más antigua se manifiesta en los sillares ciclópeos de esquisto micáceo, unidos sin mortero, de la hiladas más bajas de la nave y de la fachada oeste. probablemente estas piedras procedan de un edificio anterior. La nave se cubría con una estructura de madera.
La puerta, situada al oeste, es muy parecida interior y exteriormente.
No parece que las numerosas ventanas hubieran tenido cristales sino que debieron cubrirse con pieles de animales bien finas para que fuesen lo más trasparentes posible.
El presbiterio no se añadió hasta el siglo XII y curiosamente no está alineado con la nave. Un gran arco cuidadosamente trabajado, cuyos restos se aprecian a ambos lados, unía ambas partes.
Una gran ventana de medio punto, que ha perdido la mayor parte de su decoración, se abre al este en el prebiterio.
La pérdida de decoración de la ventana se aprecia aún más por el exterior.
También en el siglo XII o quizás ya en el XIII se añadió una sacristía al sur del presbiterio.
La puerta norte de la nave también data de este período. Está muy arruinada, pero quedan restos que nos muestran que tuvo que tener una rica decoración.
En el presbiterio es visible aún un gran armario emportrado en el muro sur.
En el suelo o apoyadas en los muros hay muchísimas losas sepulcrales. Como ésta de uno que superó los cien años.
Junto a la puerta hay una pila medieval.
La catedral y su campanario siguen aún hoy siendo el emblema del monasterio.
Aún queda a unos metros de la catedral otro edificio importante, la denominada Cocina de San Kevin.
Este curioso edifcio debe su nombre al campanario circular levantado sobre la cubierta, que recuerda una chimenea.
Resulta curioso el afán de los constructores irlandeses por integrar un campanario circular en una iglesia de planta rectangular.
Los sillares son de esquisto micáceo como en la mayor parte del resto de edificios, y la cubierta de losas, todo ligado con mortero de cal y arena,
La iglesia tiene una cámara semioculta que ayuda a soportar la cubierta a demás de servir como escondrijo. Tiene una sacristía añadida al norte.
El interior no es accesible, pero puede verse a través de la puerta su bóveda de cañón.
El campanario tiene tres pisos con una ventana a cada punto cardinal en el superior y sólo dos ventanas en el segundo.
Unos metros al sur de San Kevin aún quedan vestigios de otra iglesia, la de San Kieran, de la que tan sólo se puede seguir la planta.
A orillas del lago superior, fuera de lo que fue el recinto amurallado del monasterio, aún hay otras construcciones, algunas bastante más antiguas y relacionadas con la vida de San Kevin.