San Pedro de Villanueva.
Este monasterio está situado en el municipio de Cangas de Onís.
La iglesia consta como fundada en tiempos de Alfonso I (siglo VIII), pero nada queda de esa época. Según la leyenda se levantó sobre lo que había sido el palacio de Fávila, hijo de Pelayo y segundo rey de Asturias que murió despedazado por un oso. Alfonso I, cuñado y sucesor de Fávila, levantó la iglesia como homenaje a Fávila y para que sirviera también de panteón real.
El monasterio originario del siglo XII perduró hasta la desamortización. época en que el monasterio fue abandonado y su iglesia se convirtió en la parroquial del lugar.
A finales del siglo XX fueron transformados los restos del monasterio en Parador de Turismo.
La iglesia era de tres naves y tres ábsides, pero en el siglo XVIII las tres naves fueron sustituidas por una nave única barroca. El siglo anterior ya había sido sustituido también el claustro primitivo por el actual integrado ahora por completo en el Parador de Turismo. Por consiguiente sólo quedan de época románica la cabecera con los tres ábsides y la portada.
La portada, al sur, está integrada en una torre de fines del XVII. Es de arco de medio punto formado por cuatro arquivoltas esculpidas resguardadas por un guardapolvo.
El friso y los capiteles que sostienen las arquivoltas es lo más interesante y conocido de este lugar. En el lado izquierdo (oeste) se suceden una serie de escenas que la tradición ha identificado con la historia de Fávila.
En la primera escena empezando por la izquierda Fávila va de cacería con un halcón y besa a su esposa Froiluba al despedirse.
Luego, en un capitel que ha perdido su columna, se repite el beso con un palacio al fondo y en la otra cara se representa la lucha con el oso.
En el siguiente Froiluba aparece al lado del palacio mientras un caballero (¿Fávila?) se va.
A continuación unos ángeles luchan para salvar el ánima de Fávila amenazada por el demonio en forma de dragón.
En el último capitel aparecen aves.
En los del lado derecho la decoración es vegetal.
En los tres ábsides es también notable la escultura.
El central está decorado con dos columnas con capiteles y tiene una ventana con capiteles esculpidos.
Los otros dos ábsides sólo se iluminan con pequeñas aspilleras.
El ábside central tiene los canecillos bajo un friso ajedrezado separados por metopas con decoración floral y geomátrica y alguna figura humana.
Los capiteles también están primorosamente tallados.
En los canecillos predominan los seres humanos habiendo también geométricos y zoomórficos. Algunos parecen romper el decoro del lugar y presentan lo explícito y la imaginable.
En los ábsides laterales la escultura se limita a los canecillos.
En ellos se suceden máscaras, monstruos y motivos de difícil interpretación.
Y en otros se repiten los motivos exhibicionistas.
El interior la iglesia, como ya he dicho, sólo conserva románico los ábsides y aún éstos decorados con pinturas barrocas.
El ábside central es mucho más amplio.
Los tres se cubren con bóvedas de cuarto de esfera, se abren mediante arcos de medio punto y los capiteles de sus columnas están esculpidos.


En los capiteles de los ábsides hay escenas de caza y de lucha con monstruos.
Personajes grotescos comiendo frutos
Otros no se sabe si devorando o vomitando tijas vegetales
O tal vez serpientes.
Fuera ya de la iglesia propiamente dicha se conservan los tres arcos románicos a través de los que se accedía al panteón real o capilla de San Miguel.
La pila bautismal de esta iglesia se halla en el Museo Arqueológico Nacional.