La tradición coloca el origen de este antiguo monasterio en 780 y lo atribuye a Adelgaster (hijo ilegítimo del rey astur Silo), basándose en un documento desaparecido. Siempre se ha dudado mucho sobre la autenticidad de dicho documento.
El monasterio y la iglesia bien documentados se inician en el siglo XIII, respetando los parámetros del Císter, si bien parece probada la existencia de una comunidad monacal ya en el siglo XI.
Fue etapa del camino de Santiago y gozó de gran prosperidad en los siglos siguientes a su fundación.
En el siglo XVII el antiguo monasterio fue reemplazado por uno nuevo, que no llegó a concluirse. De esta época es el claustro que aún se conserva.
El deterioro de las dependencias monásticas se fue acentuando a partir de la desamortización.
De época románica sólo queda la iglesia.
Es un templo del Císter sin concesiones a la ornamentación. Era de tres naves y tres ábsides semicirculares, de los que quedan dos pues el ábside sur ha desaparecido.
Los dos ábsides que quedan muestran decoración claramente cisterciense.
En el central se abren tres ventanas de medio punto, separadas por columnas.
Se levanta sobre un triple zócalo.
Los capiteles y basas de las columnas muestran decoración vegetal y de entrelazos. En el alero, sostenido por sencillos canecillos en caveto, aparecen las típicas bolas cistercienses.
En el ábside norte están ausentes las bolas.
Y tiene una sola ventana de doble derrame
Las naves se cubren con techumbres de madera y los ábsides con bóveda como es habitual en Asturias.
El interior guarda un Cristo románico del siglo XII.
Hay una portada cerrada en el muro sur, que comunicaba con el monasterio.
Y otra, la de acceso al templo, en el muro oeste. Ésta se compone de cuatro arquivoltas y guardapolvo que reposan sobre columnas y capiteles sin decorar.
Una espadaña de triple ojo corona la fachada principal y aún se levanta otra pequeña espadaña de un ojo sobre la nave sur.
El aparejo es de sillares bien cortados, pero irregulares.
El abandono del lugar es tremendo: dinteles, cornisas y sillares se extienden entre las ruinas de las dependencias monásticas esperando acabar de ser expoliados.
Este monasterio está situado en el municipio de Cangas de Onís.
La iglesia consta como fundada en tiempos de Alfonso I (siglo VIII), pero nada queda de esa época. Según la leyenda se levantó sobre lo que había sido el palacio de Fávila, hijo de Pelayo y segundo rey de Asturias que murió despedazado por un oso. Alfonso I, cuñado y sucesor de Fávila, levantó la iglesia como homenaje a Fávila y para que sirviera también de panteón real.
El monasterio originario del siglo XII perduró hasta la desamortización. época en que el monasterio fue abandonado y su iglesia se convirtió en la parroquial del lugar.
A finales del siglo XX fueron transformados los restos del monasterio en Parador de Turismo.
La iglesia era de tres naves y tres ábsides, pero en el siglo XVIII las tres naves fueron sustituidas por una nave única barroca. El siglo anterior ya había sido sustituido también el claustro primitivo por el actual integrado ahora por completo en el Parador de Turismo. Por consiguiente sólo quedan de época románica la cabecera con los tres ábsides y la portada.
La portada, al sur, está integrada en una torre de fines del XVII. Es de arco de medio punto formado por cuatro arquivoltas esculpidas resguardadas por un guardapolvo.
El friso y los capiteles que sostienen las arquivoltas es lo más interesante y conocido de este lugar. En el lado izquierdo (oeste) se suceden una serie de escenas que la tradición ha identificado con la historia de Fávila.
En la primera escena empezando por la izquierda Fávila va de cacería con un halcón y besa a su esposa Froiluba al despedirse.
Luego, en un capitel que ha perdido su columna, se repite el beso con un palacio al fondo y en la otra cara se representa la lucha con el oso.
En el siguiente Froiluba aparece al lado del palacio mientras un caballero (¿Fávila?) se va.
A continuación unos ángeles luchan para salvar el ánima de Fávila amenazada por el demonio en forma de dragón.
En el último capitel aparecen aves.
En los del lado derecho la decoración es vegetal.
En los tres ábsides es también notable la escultura.
El central está decorado con dos columnas con capiteles y tiene una ventana con capiteles esculpidos.
Los otros dos ábsides sólo se iluminan con pequeñas aspilleras.
El ábside central tiene los canecillos bajo un friso ajedrezado separados por metopas con decoración floral y geomátrica y alguna figura humana.
Los capiteles también están primorosamente tallados.
En los canecillos predominan los seres humanos habiendo también geométricos y zoomórficos. Algunos parecen romper el decoro del lugar y presentan lo explícito y la imaginable.
En los ábsides laterales la escultura se limita a los canecillos.
En ellos se suceden máscaras, monstruos y motivos de difícil interpretación.
Y en otros se repiten los motivos exhibicionistas.
El interior la iglesia, como ya he dicho, sólo conserva románico los ábsides y aún éstos decorados con pinturas barrocas.
El ábside central es mucho más amplio.
Los tres se cubren con bóvedas de cuarto de esfera, se abren mediante arcos de medio punto y los capiteles de sus columnas están esculpidos.
Ábside surÁbside norte
En los capiteles de los ábsides hay escenas de caza y de lucha con monstruos.
Personajes grotescos comiendo frutos
Otros no se sabe si devorando o vomitando tijas vegetales
O tal vez serpientes.
Y aves dándose la espalda.
Fuera ya de la iglesia propiamente dicha se conservan los tres arcos románicos a través de los que se accedía al panteón real o capilla de San Miguel.
La pila bautismal de esta iglesia se halla en el Museo Arqueológico Nacional.
La Abadía de Santa María Laach es una abadía benedictina situada junto al lago Laacher, de origen volcánico, no lejos de Coblenza.
Fue fundada en 1093 por el conde palatino Enrique II de Laach y consagrada en 1156. No finalizó la construcción del cuerpo occidental (el westwerk) hasta 1235. En el siglo XIX la iglesia sufrió notables daños entre el abandono, un incendio y movimientos hidrogeológicos, lo que obligó a sucesivas restauraciones. Desde 1892 vuelve a funcionar como abadía benedictina.
Los benedictinos reasumieron el convento en 1892 y al año siguiente volvió a constituirse como abadía.
Obra maestra de la arquitectura románica en Alemania que, no obstante el largo período que se empleó para la construcción, muestra un aspecto unitario.
El magnífico grupo de torres al que hay que añadir una gran cúpula al oeste y otra menor al este dan a la iglesia una apariencia imponente que destaca en el verde paisaje que la rodea.
Aunque de menor tamaño que las catedrales de Espira, Worms y Maguncia forma parte del mismo tipo de construcciones consideradas el mejor ejemplo del románico renano.
Como aquellas tiene dos presbiterios, formando un conjunto del que ascienden en total seis torres entre las de los ángulos y las de los cruceros. Las de los ángulos son circulares las occidentales y cuadrangulares las orientales.
Lo que aquí no aparece son las galerías enanas de falsas columnas de las catedrales citadas.
La decoración exterior siguiendo el modelo lombardo de arcuaciones ciegas y lesenas juega con el color de éstas últimas que es más oscuro. Este contraste de colores entre las partes estructurales (de piedra volcánica oscura) y el resto de los muros (de arenisca clara) se extiende por todo el edificio.
Los bordes de las lesenas, de los arcos ciegos y también de los capiteles están marcados con pinturas roja, amarilla y azul.
Se accede por el presbiterio occidental cruzando antes un vestíbulo a modo de galerías de claustro de tres lados con un patio central. El portal que da acceso al vestíbulo está ricamente decorado y muestra los capiteles esculpidos.
El vestíbulo, denominado El Paraíso, tiene capiteles decorados y en el centro del patio una fuente con leones, que a todo el mundo suele recordar la Alhambra.
En los capiteles los motivos esculpidos son variados.
Desde el Paraíso se accede al interior a través de dos puertas, una al norte y otra al sur.
También en ellas hay capiteles esculpidos.
A la entrada está el sarcófago del fundador, obra de 1270.
Las naves se cubren todas con bóvedas de arista.
Al este, tanto el ábside central como los laterales son semicirculares y están decorados con mosaicos de época posterior.
Bajo el coro oriental hay una cripta, que es la parte más antigua de la iglesia. Cubierta como las naves con bóvedas de arista, También en ella juegan un papel fundamental los colores. Está pintada con colores gris oscuro y ocre.
Aquí los capiteles son los típicos cubos-dado del románico renano.
Esta vez decidimos asistir a la Asamblea anual de Amigos del Románico a celebrar en Vitoria alargando unos días el viaje para aprovechar más el tiempo por el camino. Emprendimos pues viaje el día 17 de abril.
La llegada al Alto de Santa Bárbara ya anunciaba cielos limpios y paisajes verdes tras la lluviosa primavera.
La primera parada fue el monasterio de Leyre. No por muy conocido menos interesante.
Monasterio de Leyre
He perdido la cuenta de las veces que hemos estado en él, pero la entrada por la Porta Speciosa sigue siendo cada vez un descubrimiento.
Porta Speciosa
La nave románica con su bóveda gótica merecen una detenida visita, siempre que sea en días de escasa asistencia (a evitar meses veraniegos y fines de semana).
Interior de la iglesia
Hay que dar la vuelta para ver la cabecera compuesta de tres ábsides.
Leyre. Cabecera
Bajo ella está la cripta, construida no como lugar de enterramiento sino para nivelar el terreno, de tres naves, pero con la central dividida en dos por un tabique.
Leyre. Cripta
Los capiteles quedan a muy baja altura. De decoración geométrica y floral son quizás lo más original de esta cripta.
Leyre. Capitel de la cripta
La siguiente parada fue Pamplona donde pernoctamos un par de días.
Dedicamos la primera tarde a pasear por Pamplona. Imposible empezar en mejor lugar que la Plaza del Castillo.
Pamplona. Plaza del CastilloPamplona. Plaza del Castillo
Fueron desfilando ante nuestros ojos los lugares más emblemáticos de la ciudad en su casco antiguo, sin olvidar el recorrido del popular encierro.
Pamplona. AyuntamientoPamplona. San SaturninoPamplona. La AgrícolaPamplona. San NicolásPlaza de TorosPamplona. Monumento al encierro
Al día siguiente madrugamos para poder ver Santa María de Eunate con la luz de la mañana y con la menor gente posible. Ambas cosas se cumplieron. No había nadie y el día era radiante. En completa soledad pudimos observar el exterior del templo y darnos un buen paseo por los alrededores hasta la hora de apertura.
Santa María de Eunate
La magia de Eunate es bien conocida. Hasta a los más descreidos frente a fuerzas telúricas y poderes del Averno nos cautiva su misterio. Algo tiene de especial.
Santa María de EunateSanta María de EunateSanta María de Eunate
El interior, siempre con zonas en penumbra, rezuma paz y calma.
Santa María de Eunate
Tras Eunate era parada obligada Puente la Reina. Al llegar ya aparece la iglesia del Crucifijo con su nave románica y su adosada gótica.
Puente la Reina. Iglesia del Crucifijo
Seguir por la calle Mayor hacia el puente es transitar por uno de los puntos más conocidos del camino de Santiago. Interesante fue la parada en la iglesia de Santiago con su interesantte portada tardorrománica y su magnífico interior gótico.
Puente la Reina. Iglesia de Santiago. PortadaPuente la Reina. Iglesia de Santiago. Interior
En el conocido puente finaliza la población.
Puente la Reina
Continuamos hacia Estella, deteniéndonos en el monasterio de Irache.
Monasterio de IracheMonasterio de Irache. Interior de la iglesiaMonasterio de Irache. Cabecera de la iglesia
Una mañana tan intensa exigía una reposición de fuerzas adecuada, que realizamos en Estella, lugar donde comer bien no es una excepción.
Estella
Finalizada la comida nos dirigimos al monasterio de Iranzu, donde pasear por su claustro y dependencias es fenomenal para una buena digestión. Es de destacar la facilidad que hay en Navarra para visitar sus diferentes monumentos, sean estos de propiedad pública o privada. No vimos a nadie en Iranzu, los monjes debían estar en sus dependencias y nosotros solos gestionamos las entradas y realizamos la visita.
Monasterio de Iranzu. ClaustroMonasterio de Iranzu. Claustro. Sala capitularMonasterio de Iranzu. Cocina
La iglesia es un buen ejemplo del austero estilo cisterciense.
Monasterio de Iranzu. Iglesia
Tras un día tan intenso regresamos al hotel a Pamplona y dedicamos el resto de la tarde a pasear y tomar algo con tranquilidad.
El viernes volvimos a Estella pues alí además de comer hay infinidad de cosas que merece la pena ver.
Estella. Río EgaEstella. Palacio de los Reyes de Navarra
Si algún lugar cabe destacar en la ciudad es indudablemente San Pedro de la Rúa. Su escalinata y portada de acceso ya preanuncian lo mucho que hallamos en el interior.
San Pedro de la RúaSan Pedro de la Rúa. Interior de la iglesia
El claustro, del que desgraciadamente sólo se conservan dos alas, es capítulo aparte. Tanto los capiteles del ala norte, dedicados a la vida y pasión de Jesús y a los martirios de San Lorenzo, San Esteban y San Pedro, como los del ala oeste, de temática extraida del bestiario medieval, merecen ser contemplados con detenimiento.
San Pedro de la Rúa. Claustro. Ala oesteSan Pedro de la Rúa. Claustro. Capitel en que Herodes da instrucciones para la matanza de los InocentesSan Pedro de la Rúa. Claustro. Capitel con arpías
Nos acercamos desués al Museo del Carlismo, el único lugar que encontramos en Navarra donde no se podían hacer fotografías. Aparte de su contenido documental, tenían una exposición temporal de soldados de plomo referentes a las guerras carlistas, auténticamente interesante.
No quisimos dejar Estella sin acercarnos a San Miguel, que, excepto en las horas de culto, está siempre cerrada. Sin embargo, tuvimos la suerte de que el sacerdote entraba a arreglar algo en la iglesia y nos permitió la visita.
San Miguel
La portada norte, del románico tardío, es el atractivo principal de la iglesia.
San Miguel. Portada norte
Esta era nuestra segunda visita a Estella y constatamos que nos es necesario como mínimo una tercera por lo mucho que nos quedó por ver.
Por la tarde ya teníamos la cita con Amigos del Románico en Vitoria, por consiguiente emprendimos la ruta por el puerto de Azáceta, bellos paisajes y buena comida donde paramos.
Dejadas las maletas en el hotel, ya nos encontramos en él con varios Amigos. Con Paloma y Maribel partimos juntos hacia la ciudad para visitar la antigua catedral, cerrada al público desde 1994 y en obras hace bastantes años.
Catedral Vieja
La visita de las catedral con casco y por pasillos y escaleras estrechos y, a veces, provisionales tiene su qué. Además de la posibilidad de captar detalles estructurales y ver cómo se construía (y cómo se reforma) es toda una lección para una mejor comprensión de esta obra y otras similares.
Las deformaciones de arcos y bóvedas son perfectamente visibles desde perspectivas no habituales.
No se suele ver el triforio así:
La excepcional portada del siglo XIV completó adecuadamente la visita.
Catedral Vieja. Portal central
Un paseo por el casco antiguo de Vitoria nos acercó al coche para regresar al hotel.
Vitoria
Más de cincuenta estábamos ya en la primera cena de Amigos del Románico. Amistad, camaradería y buen yantar completaron el día.
El sábado las visitas previstas por la mañana no nos permitieron holgazanear en la cama. A las nueve estábamos en San Prudencio de Armentia donde una detenida visita y las explicaciones del doctor José Javier López de Ocariz, que nos guió en todas las visitas matinales, nos depararon un estupendo inicio de jornada.
San Prudencio de Armentia
la iglesia, de fines del XII y profundamente reformada en el siglo XVIII, conserva como elemento original el ábside.
San Prudencio de Armentia
En el interior las transformaciones hacen difícil entender la apariencia original, pero sigue conservando detalles escultóricos magníficos.
San Prudencio de Armentia
El tetramorfos situado en los ángulos de arranque del cimborrio es de los más destacado.
San Prudencio de Armentia, Cimborrio. San Lucas
Aunque la visita tenía como fin fundamental conocer el románico del lugar, me llamó fuertemente la atención un grupo escultórico en madera policromada del XVI, situado en el muro del evangelio.
San Prudencio de Armentia, Representación de Pentecostés
El pórtico contiene una serie de fragmentos escultóricos excepcionales, pese a su descontextualización.
San Prudencio de Armentia. Tímpano del CorderoSan Prudencio de Armentia. Tímpano de la AscensiónSan Prudencio de Armentia. Anastasis y Santo Entierro
Los canecillos del mro sur constituyen son también de notable calidad y divertidos.
San Prudencio de Armentia. Canecillos en el muro sur
Durante la visita a San Prudencio fue llegando más gente hasta completar el centenar muy largo que nos acabamos reuniendo durante la jornada.
San Prudencio de Armentia
De Armentia a Lasarte, muy cercano, para ver fundamentalemente los dos ventanales insertos en su ábside y muro sur, especialmente el del apostolado, auténtica obra de orfebrería. Evidentemente fuera de su ubicación original es posible que ambos provengan de Armentia.
Nuestra Señora de la Asunción de LasarteNuestra Señora de la Asunción de Lasarte
De Lasarte nos alejamos algo más. Hacia Estíbaliz, santuario alavés por excelencia.
Santa María de Estíbaliz ya fue el plato fuerte de la jornada. Su fachada y espectacular portada (porta speciosa) obliga a detenerse largamente antes de pasar al interior.
Santa María de EstíbalizSanta María de Estíbaliz. Porta Speciosa
Sobre la portada se abre una ventana de similar mérito.
Santa María de Estíbaliz. Ventana sobre la portada
Entre los ojos de la espadaña destaca una divertida ménsula .
Santa María de Estibaliz.
La iglesia tiene tres ábsides con canecillos bajo el alero.
Santa María de Estibaliz. Äbsides
El central es el único cuyos canecillos están esculpidos y muestran motivos muy variados. Uno de ellos con un burro músico.
Santa María de Estibaliz. Canecillo del ábside central
El interior tiene también una rica colección de capiteles y una pila bautismal fechada en el siglo XIII.
Santa María de Estibaliz.Santa María de Estibaliz. CapitelSanta María de Estibaliz. Pila bautismal
Buena parte del grupo se hizo la primera fotografía de rigor frente al santuario.
Comimos en el restaurante del santuario y en el mismo lugar tuvo lugar la Asamblea a lo largo de la tarde. Por la noche cena ligera y a descansar tras un día sumamente provechoso.
El domingo a continuar la lista de visitas previstas, centradas en el condado de Treviño. La primera parada en San Vicentejo.
San Vicentejo de Treviño
Para las explicaciones del día en San Vicentejo nos esperaba Ricardo Garay. Joven, entusiasta y buen conocedor de las iglesias de la zona, nos dio a lo largo de la mañana una buena muestra de como la historia del arte con gente como él tiene el futuro asegurado.
San Vicentejo plantea muchos enigmas a los historiadores del arte. Empezando por la fecha, grabada en un sillar junto a la puerta, que los hitoriadores interpretan en fechas desde poco más de la mitad del XII hasta inciado el XIII, y continuando por la no finalización del plan iniciado en la construcción. Sobre las influencias recibidas las discusiones son aún más amplias: el mundo musulmán, Languedoc, Borgoña, Bizancio, … son citados a la hora de definir la inspiración que guió a los autores de la zona de la cabecera.
Los adictos a lo esotérico encuentran también en esta iglesia uno de sus lugares misteriosos al que relacionan con los templarios (no hay esoterismo sin invocaciones templarias).
San Vicentejo de Treviño. ÁbsideSan Vicentejo de Treviño. Ábside. DetalleSan Vicentejo de Treviño. PortadaSan Vicentejo de TreviñoSan Vicentejo de Treviño. Capitel del arco triunfal
La situación de San Vicentejo con los alrededores despejados nos permitió otra foto de grupo aún numeroso en la jornada dominical.
De San Vicentejo nos dirigimos a Uzquiano situado a corta distancia. El interés de Uzquiano radica más que en su iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en la portada que se trajó de Ochate en 1964, ante la ruina de su iglesia y del pueblo en general. Sin embargo, Ochate sobrevive gracias a sus múltiples leyendas que lo convierten en foco de atracción para amantes de fantasmas, extraterrestres y otros elementos del lado oscuro.
Uzquiano. Nuestra Señora de la Asunción
La portada de Ochate contiene un interesante conjunto de capiteles con motivos habituales en el románico.
Uzquiano. Portada de OchateUzquiano. Portada de Ochate. Capiteles con matanza del cerdo y con rapaz capturando un conejo.Uzquiano. Portada de Ochate. Capitel con arpías
Ya para finalizar salimos de Treviño y fuimos a Marquínez. En Marquínez la ermita de San Juan Bautista está alejada de la población, cerca de la peña donde se izaba el castillo de Arlucea.
Marquínez. Subiendo a San Juan
San Juan tiene muy en cuenta en el desarrollo de su nave y ábside las proporciones.
Marquínez. San JuanMarquínez. San Juan. ÁbsideMarquínez. San Juan
En el muro sur destacan su portada y un par de elegantes ventanales.
Marquínez. San Juan. PortadaMarquínez. San Juan. Ventana en muro sur
Finalizado el programna de visitas regresamos al restaurante situado frente al hotel donde hicimos la última comida en común y nos despedimos hasta la próxima.
Ya sin el grupo, otra vez a Vitoria a acabar de pasar la tarde. Aún nos dio tiempo a callejear por los parques, paseos y casco antiguo de esa bien cuidada ciudad.
VitoriaVitoriaVitoriaVitoria
Y el lunes por la mañana a casa, que hay que hacer pronto maletas para volver a salir.
A menos de cien metros de Santa María de Obarra, al sur, en el mismo llano. Sus coordenadas UTM son 31 T 0302374 y 4696898.
Pequeña iglesia de una nave, que se va estrechando hacia la cabecera, cubierta con bóveda de cañón, de piedra tosca en el cierre.
Interior
Ábside semicircular cubierto con bóveda de cuarto de esfera sobre imposta biselada, precedido de un profundo arco presbiterial, que se marca también al exterior. El ábside carece de ornamentación y se ilumina con una ventana de arco de medio punto, de doble derrame. Sobre el arco de acceso al ábside hay una ventana en forma de cruz griega.
Ábside
En la fachada sur hay dos ventanas de arco de medio punto, la más cercana a los pies rectangular por el interior, y doble derrame.
Al oeste se abre la puerta de arco de medio punto con doble arquivolta, coronada por un crismón trinitario, que estuvo muchos años colocado boca abajo, desde principios del siglo XX, cuando ordenó ponerlo el obispo de Barbastro que lo vio abandonado por el suelo.
Portada
El crismón en la última restauración fue colocado en posición correcta.
Crismón
También en el muro oeste, sobre la portada, hay una ventana aspillerada con el dintel monolítico con el arco de medio punto recortado en él y de jambas también monolíticas.
Ventana en muro oeste
Aparejo muy regular, con sillares bien pulidos en hiladas uniformes y regulares, propio de una obra de la plenitud del siglo XII. Las cubiertas son de losas, artificiales desde la restauración.
Esta iglesia en los años setenta del siglo pasado fue completamente restaurada bajo la dirección del arquitecto Francisco Pons Sorolla.
Se calcula que pudo ser la iglesia de los peregrinos del monasterio o la de los feligreses locales, pero también hay quien considera que pudo ser la iglesia del monasterio.
En el siglo XVI tenía adosada una casa que era para residencia del beneficiado de San Miguel, mientras la iglesia se usaba para colocar telares.
Bibliografía:
ARAMENDÍA, José Luís: El Románico en Aragón, vol. I, Cuencas del Noguera Ribagorzana y del Isábena, Librería General S.A., 2001, p. 206-208.
Catalunya Romànica, vol. XVI, la Ribagorça, Barcelona, 1996, p. 350-351.
IGLESIAS COSTA, Manuel: Arte Religioso del Alto Aragón Oriental, Arquitectura Románica, tomo III, Prames, Zaragoza, 2004, p. 183-185.