El día 23 de febrero partimos de Lérida en dirección a Logroño, base de operaciones durante unos días. Muchas amenazas de mal tiempo, pero luego la cosa fue mucho mejor de lo esperado.
Tarde de paseo por Logroño. con el hotel céntrico el casco antiguo nos recibió pronto por los restos de las murallas del Revellín, únicos restos del recinto medieval que defendía la ciudad.
Junto a las murallas la antigua chimenea recuerda la fábrica de tabacos trasladada hace años a un polígono industrial.
La fábrica ocupó el antiguo convento de la Merced, hoy sede del parlamento regional.
El centro de la ciudad denotaba que se trataba de una plácida tarde de domingo
La catedral estaba cerrada y dejamos la visita para otro momento.
Lo mismo ocurría en las restantes iglesias logroñesas.
San Bartolomé a un lado izaba su torre por entre ruinas y al otro nos ofrecía el gran espectáculo de su portada, pero el sol de tarde no hacía la hora muy oportuna para contemplarla.
La aguja de Santa María de Palacio sí que relucía con el sol.
Y la iglesia de Santiago el Real mostraba a cubierto la estatua barroca del patrón, que preside la portada.
Empezó a soplar el viento y dejamos el paseo por el Parque del Ebro para refugiarnos un rato.
Ya anochecido volvimos a la catedral para visitar su interior. El pequeño cuadro del Calvario atribuido a Miguel Ángel es su principal tesoro.
Frente al cuadro se sitúa la pila bautismal típicamente renacentista fechada en 1587.
El lunes realizamos la visita guiada a la ciudad de Logroño.
Ese día sí que pudimos visitar las iglesias, exterior e interiormente. La primera fue Santiago el Real.
Su interior lo preside un retablo barroco del siglo XVII, dorado en el XVIII.
En esta iglesia se venera la Virgen de la Esperanza, patrona de la ciudad. La imagen es del siglo XIV, pero ha sufrido muchas restauraciones.
En la plaza de Santiago, adyacente a la iglesia, está representado en el suelo un pintoresco juego de la oca con las casillas correspondiendo a lugares del camino de Santiago. La relación entre el juego de la oca y las interpretaciones esotéricas del Camino, muy al gusto de la postmodernidad, sirve también, como en este caso, al turismo como un atractivo más.
Seguimos por la Rúa Vieja hasta llegar al puente de Piedra por donde entraba el Camino a la ciudad.
En la iglesia de San Bartolomé pudimos ver la portada en todo su esplendor.
En el lado norte de la portada destaca la imagen del santo ya desollado con su piel a cuestas.
Sus naves góticas contrastan con la cabecera románica.
Exteriormente son visibles ahora las ventanas de la cabecera, que hasta hace poco estaban ocultas por edificios adosados a la iglesia.
En la catedral no entramos.
Acabando la visita en la vecina Plaza del Mercado.
Tras la visita guiada a Logroño nos dirigimos a las bodegas Ontañón a catar unos vinitos antes de comer.
Por la tarde fuimos a Laguardia.
Entrar por una de las varias puertas que atraviesan la antigua muralla y pasear por sus estrechas calles llenas de antiguas casonas es un placer.
La plaza Mayor es el centro de la vida ciudadana.
En el Ayuntamiento luce un carillón de 1998 cuyos autómatas bailan a determinadas horas. A las cinco pudimos contemplarlos.
Al norte de la población se halla la iglesia de Santa María de los Reyes, cuyo principal atractivo es la portada del siglo XIV, policromada a fines del XVII, que se conserva perfectamente al estar protegida por un pórtico.
Junto a la iglesia se levanta la torre abacial, románico-gótica, que formó parte del conjunto defensivo de la ciudad.
En el límite sur de la ciudad, a menor altura está la iglesia de San Juan Bautista, junto a una de las puertas de acceso.
En esta iglesia es destacable la denominada portada de “Los Abuelos” .
Alguno de sus capiteles es considerado aún obra románica, aunque tardía, como el de la dormición de la Virgen, desgraciadamente muy desgastado por el tiempo.
El importante papel defensivo que tuvo antaño la ciudad se pone de relieve con las vistas que desde ella se divisan en todas direcciones.
El día siguiente dedicamos la mañana a San Millán de la Cogolla. Empezamos en el monasterio de Yuso. Este monasterio es original del siglo XI y fue ocupado desde el principio por monjes benedictinos hasta la desamortización. Actualmente lo habitan agustinos recoletos. De las construcciones originales no queda nada y la obra actual es renacentista del siglo XVI con reformas barrocas de los siglos XVII y XVIII.
Se accede al interior por una gran portada barroca presidida por un relieve representando a San Millán.
Al entrar en el denominado Salón de los Reyes encontramos las placas conmemorativas de los primeros textos conocidos en lengua castellana y en lengua vasca, conocidas como glosas emilianenses. Son anotaciones en los márgenes que aparecen en el denominado Códice 60. Las investigaciones filológicas e históricas más recientes no tienen ese hecho tan claro, pero ese es otro tema.
En la sala se conservan reproducciones del códice y del folio en que se hallan las glosas. El original está en la Real Academia Española de la Historia en Madrid.
El claustro es renacentista con bóvedas góticas en la planta baja y clasicista en la planta superior.
El retablo del Altar Mayor está centrado por la figura de San Millán en lucha contra los moros.
Entre otras obras remarcables destaca en la iglesia un púlpito plateresco de madera.
La sacristía contiene excelentes lienzos así como interesantes pinturas al fresco en el techo. La preside un retablo barroco con la imagen de Nuestra Señora Reina de los Ángeles.
Joyas destacadas del monasterio son la arqueta de las reliquias de San Millán, reconstrucción realizada para dar soporte a las plaquetas de marfil conservadas.
Y la arqueta que contiene las de San Felices, un siglo posterior a la anterior.
En la biblioteca se encuentra una de las cuatro colecciones completas de cantorales que hay en España. Estas copias del siglo XVIII pesan cada una entre cuarenta y sesenta kilos.
De Yuso a Suso. el monasterio alto. El monasterio tiene origen visigótico. Nació alrededor de unas cuevas de eremitas, entre los cuales destacaba Emilianus (Millán). Luego, en el siglo X, se construyó el monasterio en estilo mozárabe. Este edificio sufrió muchos daños cuando fue incendiado por Almanzor en 1002. En el siglo XI se cambió la orientación de la iglesia y se amplió hacia el oeste dando lugar a la actual parte románica.
A la entrada, sobre un pavimento de cantos rodados se sitúan una serie de sepulcros entre los cuales la tradición identifica los de los Siete Infantes de Lara.
También están los sepulcros de tres reinas de Navarra.
La portada de la iglesia es de arco de herradura y conserva unos capiteles de alabastro con decoración mozárabe
En el interior se conjugan de manera sorprendente los restos de las cuevas primitivas, la construcción mozárabe y la románica.
En las cuevas destaca el cenotafio de San Millán. El sepulcro muestra una escultura del siglo XII representando al santo.
En los modillones de la torre se reproducen motivos mozárabes similares a los de los capiteles de la entrada.
Las vistas desde el monasterio de Suso son espléndidas.
Tras comer en el mismo San Millán, continuación hacia Santo Domingo de la Calzada.
Al llegar, como es natural en una ciudad clave del Camino, nos recibe un peregrino.
La única visita la catedral. El tiempo tampoco era el adecuado para callejear.
Entramos por la portada occidental, gótica primitiva, y bajo pórtico. Así por lo menos la espera fue a cubierto.
La cabecera es la única parte de época románica del templo.
El Retablo Mayor fue desplazado a su ubicación actual en una capilla de la nave norte para poder dejar al descubierto la cabecera románica que había estado oculta por él. Es obra de Damián Forment, escultor valenciano bien conocido en Aragón (retablos de Nuestra Señora del Pilar y catedrales de Huesca y Barbastro, entre otras obras).
La sillería del coro es obra plateresca del siglo XVI.
El sepulcro del santo en el transepto sur.
A mediados del siglo XX se abrió una falsa cripta para albergar reliquias de Santo Domingo.
No podíamos irnos sin echar un vistazo al gallinero. Allí habitan un gallo y una gallina vivos en conmemoración del milagro del peregrino ahorcado injustamente que resucitó. La presencia de los animales en la catedral está documentada desde el siglo XIV (es de suponer que no sean los mismos).
En la cabecera hay interesantes capiteles. Aquí alguno de ellos.
El claustro alberga el Museo Diocesano con magníficas obras como el tríptico de la Anunciación de Joos Van Cleve, de principios del XVI.
O esta deliciosa talla de una Virgen románica muy tardía.
En el exterior se conserva el ábside central románico y un par de ventanales de la girola.
Desde la Plaza, tras la catedral, regresamos hacia Logroño.
El miércoles salida hacia Haro. El rato de permanencia fue corto, pero aún nos dio tiempo para contemplar la Plaza Mayor.
También echamos un vistazo a la iglesia parroquial de Santo Tomás.
Y a las calles del casco antiguo repletas de palacios, casonas y blasones.
Una moderna escultura recuerda la batalla del vino acontecimiento principal de las fiestas que se celebran por San Pedro.
De las murallas poca cosa queda.
La iglesia de Nuestra Señora de la Vega estaba abierta y pudimos entrar.
En su interior destaca el retablo del altar mayor de estilo barroco con la imagen de la Virgen de la Vega, gótica del siglo XIV.
La siguiente etapa fue Briones, vieja villa con mucha historia a cuestas y magníficos paisajes alrededor.
Ya en la parte baja aparecen majestuosos edificios.
Arriba la primera parada fue en la ermita del Cristo de los Remedios, edificio del siglo XVIII de planta octogonal.
Cada rincón merece un viatazo.
La renacentista iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es la parroquia.
El retablo clasicista es de los mejores de Rioja.
La iglesia tiene también una remarcable sacristía.
Del castillo y muralla que rodeaba Briones poco queda. La torre del homenaje cayó hace años, aunque afortunadamente se han consolidado los restos.
La posición hace que las vistas de los alrededores sean de película.
Por la tarde una de las joyas de la región: Nájera.
La tarde era buena aunque ventosa. El río Najerilla se veía precioso.
La visita obligada lógicamente Santa María la Real.
Se accede al claustro por la puerta de Carlos I.
El claustro del gótico florido combina este estilo con el trabajo plateresco, casi de orfebrería, en sus arcadas.
El claustro alberga también cantidad de tumbas nobiliarias.
La iglesia la preside un retablo barroco.
En él se ubica la imagen de Nuestra Señora la Real, románica, que estaba antes en la cueva.
A poniente de la iglesia está la cueva primitiva que penetra en la montaña y que es un grandioso panteón. Probablemente sólo en el Escorial haya en España un lugar donde haya más miembros de la realeza enterrados.
La imagen de la Virgen que hay ahora en la cueva es una talla de principios del siglo XIV denominada Virgen de la Rosa.
Al sur de la iglesia, cerca de la cueva, está la que probablemente es la obra más conocida del monasterio. Se trata de la tapa del sarcófago de Doña Blanca de Navarra, esposa de Sancho III de Castilla, fallecida en 1156.
Antes de irnos de Nájera aún tuvimos tiempo para ver el Museo Najerillense con abundantes restos de época romana y medieval preferentemente, como este bonito capitel románico procedente de Mansilla de la Sierra.
Nos quedaba por ver la patrona de Rioja, la virgen de Valvanera, y hacía allí emprendimos la marcha la mañana siguiente.
Tras ascender por la sinuosa carretera llegamos al monasterio.
El paisaje estaba increíble entre las brumas.
La iglesia actual del monasterio es gótica no conservando nada del monasterio primitivo.
La talla románica de la patrona de los riojanos es el mayor atractivo artístico del monasterio.
Descendimos del monasterio parando en Anguiano. Este pueblo se halla dividido en tres barrios. el río Najerilla separa del resto el barrio denominado de las Cuevas, para acceder al cual hay que cruzar el río por el puente denominado “Madre de Dios”, que al parecer era la exclamación de cuantos se asomaban a sus bordes.
El barrio de Mediavilla es el más garnde y donde están el Ayuntamiento y la iglesia parroquial de San Andrés. Sus estrechas calles están repletas de casonas blasonadas y de construcciones tradicionales.
La iglesia de San Andrés es Bien de Interés Cultural.
La preside un retablo barroco del siglo XVII.
Anguiano es muy conocido por la danza de los zancos, que se celebra cada año por la Magdalena. Los danzadores son ocho mozos con unos peculiares vestidos y sobre zancos de medio metro que bajan desde la iglesia a la plaza por una estrecha calle en fuerte pendiente.
Nunca utilizo en mis publicaciones fotos ajenas, pero en este caso tengo que hacer una excepción ya que ese día en Anguiano no había danzadores.
Por la tarde la visita fue Calahorra. en principio su catedral a orillas dle río Cidacos.
La portada es barroca rematada por un frontón neoclásico.
Destaca en la nave central el coro con sillería plateresca.
La pila bautismal gótica de forma lobulada es espléndida.
En la sacristía destaca la denominada Custodia del Ciprés, donada por Enrique IV.
El claustro alberga el Museo Diocesano, donde se custodian piezas procedentes de diversos lugares de la provincia, como las siguientes vírgenes góticas.
O esta sencilla y rústica pila románica.
Paseando por Calahorra finalizamos la tarde.
La estatua de Quintiliano nos despedía desde la plaza Tierno Galván.
El viernes había que volver a casa, pero aún nos quedaba una mañana por Logroño. Llovía y la mejor manera de ocupar el tiempo fue el Museo de la Rioja. Muy bien acondicionado y estructurado didácticamente, y con un interesante contenido fue una buena opción.
Algunas fotografías del Museo.
Tiempo de una última visita a la calle Laurel, unos vinos, a comer y regreso a casa.