La Abadía de Santa María Laach es una abadía benedictina situada junto al lago Laacher, de origen volcánico, no lejos de Coblenza.

Fue fundada en 1093 por el conde palatino Enrique II de Laach y consagrada en 1156. No finalizó la construcción del cuerpo occidental (el westwerk) hasta 1235. En el siglo XIX la iglesia sufrió notables daños entre el abandono, un incendio y movimientos hidrogeológicos, lo que obligó a sucesivas restauraciones. Desde 1892 vuelve a funcionar como abadía benedictina.
Los benedictinos reasumieron el convento en 1892 y al año siguiente volvió a constituirse como abadía.
Obra maestra de la arquitectura románica en Alemania que, no obstante el largo período que se empleó para la construcción, muestra un aspecto unitario.

El magnífico grupo de torres al que hay que añadir una gran cúpula al oeste y otra menor al este dan a la iglesia una apariencia imponente que destaca en el verde paisaje que la rodea.
Aunque de menor tamaño que las catedrales de Espira, Worms y Maguncia forma parte del mismo tipo de construcciones consideradas el mejor ejemplo del románico renano.
Como aquellas tiene dos presbiterios, formando un conjunto del que ascienden en total seis torres entre las de los ángulos y las de los cruceros. Las de los ángulos son circulares las occidentales y cuadrangulares las orientales.

Lo que aquí no aparece son las galerías enanas de falsas columnas de las catedrales citadas.
La decoración exterior siguiendo el modelo lombardo de arcuaciones ciegas y lesenas juega con el color de éstas últimas que es más oscuro. Este contraste de colores entre las partes estructurales (de piedra volcánica oscura) y el resto de los muros (de arenisca clara) se extiende por todo el edificio.


Los bordes de las lesenas, de los arcos ciegos y también de los capiteles están marcados con pinturas roja, amarilla y azul.
Se accede por el presbiterio occidental cruzando antes un vestíbulo a modo de galerías de claustro de tres lados con un patio central. El portal que da acceso al vestíbulo está ricamente decorado y muestra los capiteles esculpidos.



El vestíbulo, denominado El Paraíso, tiene capiteles decorados y en el centro del patio una fuente con leones, que a todo el mundo suele recordar la Alhambra.



En los capiteles los motivos esculpidos son variados.


Desde el Paraíso se accede al interior a través de dos puertas, una al norte y otra al sur.


También en ellas hay capiteles esculpidos.

A la entrada está el sarcófago del fundador, obra de 1270.

Las naves se cubren todas con bóvedas de arista.

Al este, tanto el ábside central como los laterales son semicirculares y están decorados con mosaicos de época posterior.

Bajo el coro oriental hay una cripta, que es la parte más antigua de la iglesia. Cubierta como las naves con bóvedas de arista, También en ella juegan un papel fundamental los colores. Está pintada con colores gris oscuro y ocre.


Aquí los capiteles son los típicos cubos-dado del románico renano.

Si bien hay algunos esculpidos.


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